domingo, 3 de junio de 2012

¡Un paso más hacia la Nueva Expedición 2.0!




 
Me encontré en un espacio abstracto, de muy difícil resolución. Mi tarea docente es de posgrado. Para tomarme como ejemplo, la evaluación del curso que doy ha sido objeto de discusiones con la coordinadora de la Maestría. Han intervenido diversos factores (comodidad de la cátedra, tiempo disponible, formato) que no tienen relación con el conocimiento que se imparte, sino con cuestiones de organización del trabajo, con pautas de la universidad y del tiempo personal.

Desde que ocupo ese lugar, he pasado por varios formatos de evaluación, parcial y final, incorporando en cada uno nuevos elementos, que supuestamente dan cuenta de los avances y la producción de cada alumno.

Para elaborar la tarea, hice una mezcla entre literatura, teoría de la planificación, y pensamiento complejo, abordando el decálogo a partir de los “pecados capitales”.

El proceso de construcción fue posible al ubicarme en un rol  crítico  e imaginario de evaluadora, atravesado por la experiencia de años de docencia en el nivel superior. Y por la conciencia de que se trata de un terreno resbaladizo, en el que no hay certezas absolutas sino  aproximaciones.