jueves, 31 de mayo de 2012

¿ROBOT SI? ¿ROBOT NO?



El desafío de pensar  nuevas formas de transmisión del conocimiento se está desarrollando en forma vertiginosa. La celeridad de las transformaciones tecnológicas, la aparición de dispositivos  variados y diferentes plataformas, la rápida convergencia  de las tecnologías, disparan proposiciones que hubiéramos considerado absurdas e imposibles hace poco tiempo.
Acerca del rol de los maestros, si podrán/deberán continuar siendo los formadores de sus alumnos, no es solo un problema del conocimiento. Va mucho más lejos, y puede tener inesperadas consecuencias. Desde enamorarse del robot y despertar emociones en las personas, hasta ser una solución barata de reemplazo del profesional docente.  Cabría analizar dicha profesión, ya que hace años se ha convertido en una profesión masivamente femenina, con una marcada pérdida de prestigio social. Y esto podría profundizarse con “recetas” como la que encontró Corea para satisfacer el aprendizaje de inglés de sus alumnos.  

Hay que recordar que la Revolución Industrial tuvo en sus inicios un movimiento de protesta denominado “ludistas” (luddism), quienes apostaban a destruir las máquinas, para no quedar fuera de los empleos. Hombres si, máquinas no, fue la consigna, alrededor de 1820, en Inglaterra.

Los docentes coreanos ¿acordarán con esta política educativa de sus autoridades? Y ¿que pensarán los filipinos, la mano de obra barata?
El tema es multidimensional, pese a que está tratado con una mirada economicista.  

La mirada desde la demanda, que plantea la “pena” de algunos adultos que sufren vergüenza por su mala pronunciación del idioma, no me parece un motivo razonable. En todo caso, en mi opinión desnaturaliza el vínculo interpersonal del aprendizaje, matriz central de la transmisión del conocimiento.

Las instituciones enseñantes de idiomas no abundan en los países de menor desarrollo, y la práctica de estos profesores a veces deja bastante que desear. Pronunciación, riqueza de vocabulario, conocimiento de aspectos culturales, son también parte de la enseñanza de idiomas, o ‘segunda lengua’ que ningun robot podrá transmitir como un humano.


Por supuesto, hay un largo camino por transitar y muchos e importantes escollos para superar. Uno de ellos es vencer los temores de los docentes de ser "desplazados" por las máquinas, y asumir el gozo de un nuevo modo de conocimiento. Además, recordar que el clima de las instituciones no es sólo una cuestión de tecnología y organización, sino de ‘humores’ y ‘amores’ que se constituyen al calor de sentimientos como la indiferencia, el descreimiento, el temor pero también del descubrimiento de nuevas estéticas y de la potencia de la identidad colectiva.                                   

 


1 comentario:

Daniel Krichman Hernandez dijo...

Muy interesante reflexión! y algo más sobre la contextualidad: este post se presta especialmente para la escritura hipertextual: enlazar la fuente de la noticia, alguna página que hable acerca de los ludditas y /o alguna otra instancia que refuerce la idea que se esboza de que se trata de un tema complejo y no una cuestión de perfiles económicos.
Saludos!